La primera nos sitúa ante una extraña aparición. Inmerso en un bosque de secuoyas gigantescas, aparece un monolito de madera quemada de 86 metros de altura. A sus pies, una trinchera de arena negra surca la tierra y se adentra hasta las raíces, conduciéndonos al interior del monolito.
La otra nos sumerge en un espacio en vertiginoso crecimiento. Seguimos a un pequeño robot mientras labra su camino a través de un universo de madera compacta, vaciando en él la figura del General Sherman. El árbol más grande del mundo. El ser vivo con mayor cantidad de biomasa de la tierra.
Dos acontecimientos que desde la materia y el tiempo nos hablan de la creación. De las profundas contradicciones que alimentan el motor de la acción humana. De la imperturbable obstinación por no parar jamás. De la tragedia, y la arrebatadora belleza que se esconde tras ella.