Se sustenta a partir de un sistema de vigas jerarquizadas y entrelazadas, que apoyan en última instancia sobre la roca. No hay pilares ni muros. El suelo se conforma a partir de una gran masa de hormigón que se talla para conformar espacios habitables, y que dialoga con la roca en múltiples formas. Sobre este zócalo, aparece la madera para tamizar la luz y dar cabida a la vida doméstica.
La distribución nace de una conceptualización pura y brutalista de lo que significa vivir. Es una concatenación circular de espacios pensados para nuestras necesidades más primitivas. “Estar”, “reunirse”, “bañarse”, “asearse”, “dormir”, “crear”, “cocinar”, “comer”... y de nuevo “estar”. Lugares desnudos y esenciales, diseñados desde una mirada primitiva de lo que siempre fuimos.