La propia naturaleza de la realidad virtual, ya supone un salto brutal en la concepción mental de un espacio que aún no existe. Es el salto de ver algo proyectado en una superficie, a sumergirse dentro y sentir que estás realmente ahí. Si a esta inmersión, le das la capacidad de poder tomar decisiones, tocar y transformar las cosas con tus propias manos, la conquista cobra aún más fuerza. Y si encima tiene la capacidad de transmitirte el mensaje a través de una historia; la experiencia pasa a ser algo completamente genuino y memorable.